top of page

Lo nefasto te acerca a lo extraordinario

  • comunicacioninterg
  • 23 oct 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 24 oct 2019

Cuando comencé a estudiar traducción uno de mis más grandes anhelos era tomar la clase de interpretación, no podía esperar a sentarme frente a un equipo e interpretar para miles de personas, sabía que era un trabajo arduo, pero valioso. Pero un día ese pensamiento cambió por completo cuando conocí a esa persona que se cruzó en mi camino profesional, no comprendía su técnica de enseñanza porque me parecía muy inhumana, hoy la entiendo, pero no en ese momento.


Interpretación pasó de estar en un primer plano a ocupar el último lugar en mi lista de aficiones, el miedo a ser insuficiente se apoderó de mí, pensando día a día que actuaba con mediocridad porque no era suficiente para esa persona que quería que diera todo de mí. Todavía no logro comprender cómo logré pasar los cursos de interpretación, pero sabía que el conocimiento adquirido no quería desarrollarlo de forma profesional, porque me había bloqueado. Después, mucho tiempo después, conocí a una especie de alma libre, como un ángel que se avecinó a iluminar mi vida y yo no me había percatado en ese momento. Ella vio algo en mí que ni siquiera yo podía haber imaginado tener, supo que tenía potencial… pero yo no lo creía. Me instó a mostrar mis aptitudes de la forma más inocente posible: haciendo voluntariado en una ONG, en la cuál uno de sus exalumnos era Director General.


Nuevamente el miedo se apoderó de mí cuando encontró una mínima oportunidad de hacerlo, invadía mi mente haciéndome analizar si de verdad era capaz de poder interpretar para alguien más que no fuera yo, para personas profesionales que tal vez no tenían conocimiento pleno del idioma, sí lo tenían, pero mi miedo más grande: interpretar casos médicos. Cuando la mayor parte de mi vida mis familiares y amigos me compartían sus presentimientos sobre casarme con un doctor o un extranjero nunca consideré el hecho que para conocer al “amor de mi vida” iba a tener que interpretarle, es un chiste de mal gusto que me ayudó a estar un poco tranquila.

Vísperas de Año Nuevo, 30 de diciembre, 11:18 a. m. llegamos a nuestro destino en algún lugar cerca de Chimaltenando, la verdad no presté atención al paisaje porque iba estudiando mi vocabulario médico, por si las moscas. La palabra “voluntariado” hizo que mi mente se relajara un poco más, hasta que me tomaron por sorpresa con la noticia que por ser referida querían escucharme interpretar sola, y querían mi cooperación para interpretar una semana en Ixtahuacán. En ese momento mi cerebro se paralizó y quise llorar, no estaba preparada psicológicamente, y sobre todo tenía miedo de fallarle a mi licenciada.


Me armé de valor, no podía retroceder, estaba montada en el barco, así que interpreté… no recuerdo lo que dije, trataba de observar a un punto fijo para no ponerme más nerviosa, y cuando obtuve mi retroalimentación me dijeron que interpretaba bien, tenía que mejorar fallos gramaticales, pero que interpreté bien.




No me lo creía, estaba contenta, en serio no me hubiera creído capaz de poder interpretar. En ese momento me puse a pensar que lo nefasto te acerca a lo extraordinario. Si me hubieran dicho antes de subirme al autobús que iba a interpretar posiblemente no hubiera ido, me hubiera puesto mil barreras en la mente y hubiese retrocedido. Pero me sorprendieron y de cierta forma creo que fue mi licenciada quien pidió que así fuera, porque sabía que yo era capaz, pero sabía que yo lo dudaba y que no iba a correr el riesgo de fallar. La moraleja de esta anécdota que al principio fue aterrorizante es: los peores momentos de nuestra vida se presentan en su mayoría cuando menos los esperamos, pero si supiéramos antes que esos momentos están por suceder tal vez no reaccionaríamos con más fuerza y motivación que cuando nos agarran por sorpresa y sabemos que no nos queda otra opción más que enfrentarlos.


Escrito por: Michelle Cifuentes

Grupo: Kristel Burgos, Wendy Pineda, Michelle Cifuentes.

 
 
 

4 comentários


kristel burgos
kristel burgos
26 de out. de 2019

Ciertamente puede que nosotros mismos seamos nuestros propios enemigos en el camino para alcanzar algo de lo que nosotros tengamos interés. Pero lo importante es "tomar las riendas" de la vida y seguir adelante, intentar y fallar y volver a intentar que de eso de se trata la vida.

Curtir

Gerson González
Gerson González
26 de out. de 2019

Creo que ese el miedo que todos tenemos, “lanzarnos al agua”. Creemos que durante el proceso existe demasiada presión, pero eso nos ayuda a ser más disciplinados y poder desarrollar las habilidades que tenemos guardadas.

Curtir

samvans93
samvans93
25 de out. de 2019

Creo que todos sabemos de quién habla Michelle, en realidad tuve el mismo miedo y sentimiento en cada una de sus clases, pero poco poco se fue convirtiendo en una de mis docentes favoritas, ademas estoy de cuerdo que es después de la tormenta viene la calma y pues aprendemos de lo más feo. Briam

Curtir

Jasmin Caceros
Jasmin Caceros
23 de out. de 2019

Totalmente de acuerdo, el hecho de tener la valentía y coraje para superar, incluso nuestras propias expectativas, y tomar todo lo bueno de cada experiencia, puede llegar a ser una pieza fundamental en la construcción de nuestro éxito. Debemos creer en nosotros mismos y nuestro potencial.


Curtir

© 2023 por NÓMADA EN EL CAMINO. Creado con Wix.com

  • b-facebook
  • Twitter Round
  • Instagram Black Round
bottom of page